En dicho anuncio los directivos apelaron e hicieron alusión al “espíritu de deportivismo que inspiraba el amateurismo” y acusaron a los jugadores de ir en contra de esos preceptos e incluso los nombraron “mercantilistas” por pretender cobrar una actividad que generaba pocos ingresos; esto a pesar de que existían buena cantidad de ganancias en los estadios, no solo por concepto de taquilla, sino por renta de asientos acojinados, venta de bebidas y alimentos, camiseta argentina colocación de publicidad estática y derechos de transmisión radiofónicos.