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Argentina Vs. Inglaterra (1986)

Su participación en la fatídica performance de la Albiceleste en Suecia 1958 lo perjudicó, pero eso no pudo manchar una trayectoria colosal. El defensor se convirtió en una fija del seleccionado, en un número cantado por su abusivo rendimiento sostenido, por eso disputó 72 partidos, con la friolera de 11 goles, toda una rareza para un lateral. El mediocampista defensivo, que defendió la casaca albiceleste en 34 partidos, recibió la orden del árbitro de abandonar la cancha y se produjo un episodio muy recordado, con su gesto de estrujar el banderín con la insignia de Gran Bretaña que desató el repudio de los espectadores al grito de “animals, animals”. El defensor central se ganó un espacio de privilegio como uno de los mejores de todos los tiempos y pudo colaborar para su selección en dos mundiales, el del 66 y 74. En total, el zaguero se vistió con el manto albiceleste en 37 ocasiones y marcó a fuego su trascendencia. El partido finalizaría con el tanteador favorable a los locales por 2 a 0. El primer gol fue convertido por el mediocampista César Mansanelli a los 25′ de juego; surgió de un penal sancionado por el árbitro Néstor Pitana a causa de que una mano del defensor paraguayo de River Adalberto Román fue juzgada como intencional por el línea Yamil Bonfá, pues Pitana la había ignorado.

Tras el gol de Inglaterra reaparece en el juego Maradona, habilitando a Tapia quien envía la pelota al palo en la última ocasión argentina del partido. Esa magnitud de su estela de figura absoluta no la pudo ratificar del todo en la Selección, donde apenas disputó 22 cotejos. En épocas de escasez de hiper conectividad, donde la magnitud de las figuras se edificaba por la transmisión oral, hubo un zaguero que sobresalió y escaló a un grupo selecto de leyendas, de verdaderos emblemas del fútbol argentino: Roberto Perfumo. Otros jugadores que habían formado parte del equipo en convocatorias pasadas pero cuyo protagonismo era mínimo se convirtieron en fijas del plantel, siendo este el caso de Mauro Icardi, Paulo Dybala, Giovani Lo Celso, Roberto Pereyra, Germán Pezzella, Marcos Acuña, Agustín Marchesín, y Ramiro Funes Mori. Ángel aguantó críticas despiadadas, pero nunca se negó a las convocatorias del combinado nacional y así se convirtió en el cuarto futbolista con más presencias en la selección con 121 partidos y el octavo goleador histórico con 23 tantos.

La selección de fútbol de Argentina, es uno de los ocho combinados que (al Mundial de Rusia 2018) han tenido el privilegio de proclamarse campeones del mundo de fútbol, habiendo sido en este caso dos veces proclamada como tal. Pocos casos grafican con tanta claridad la descripción de ídolo como Juan Román Riquelme. Como si fuese poco, Stábile dirigió al seleccionado durante añares y consiguió seis Copas Américas. Labruna no solo la descosió en River Plate, también resplandeció en los campos de los certámenes de selecciones con Argentina, con la que ganó dos Copas América: 1946 y 1955. El atacante saltó al campo en 37 ocasiones y gritó 17 goles. El rojo en dos ocasiones (temporadas 1982/83 y 2009/10) fue combinado con el amarillo para formar los colores de la ciudad de Nápoles. El deporte logró una notable popularidad en todo Canadá, donde logró una rápida expansión, y debido al creciente número de practicantes, la ciudad de Montreal organizó el primer torneo de hockey sobre hielo, dentro de la Feria de invierno de la ciudad, en 1883. El ganador del mismo fue el equipo de la Universidad de McGill. De repente se hizo un silencio en el estadio McDonald Jones, de la ciudad australiana de Newcastle, y el capitán del equipo, Sam Cane, caminó unos pasos y tendió sobre el césped la casaca que llevaba en la mano derecha, en medio de la emoción y los aplausos desde todos los sectores.

Las atajadas en las definiciones por penal, camiseta argentina catapultaron a Goycoechea a un espacio reservado de emblemas del combinado albiceleste. La fe ciega de Carlos Bilardo en el zaguero lo impulsó a formar parte del mayor hito de todos los tiempos del combinado albiceleste. Osvaldo se convirtió en un engranaje perfecto, funcional y decisivo de la maquinaria que ideó César Luis Menotti para edificar la selección que se alzó con la copa en el Mundial de Argentina 1978. Ardiles y el combinado albiceleste conjugaron un lazo perfecto, con 69 partidos y 14 goles. Al punto que ocupa el quinto escalón de máximos artilleros de la selección con 32 tantos en 75 encuentros (0.43 de promedio). Este emblema de Boca Juniors, saltó al arco de la selección en los mundiales de 1962 y 1966, para defender los palos de un combinado de jerarquía, camiseta de argentina además de formar parte del equipo nacional durante más de diez años y jugar 42 partidos. Una enorme cantidad de jóvenes pueden no registrar este nombre, pero se trata de un emblema del fútbol argentino, una de esas verdaderas leyendas, a tal punto que continúa como el segundo máximo goleador de la historia del torneo local con 292 tantos.